domingo, noviembre 18, 2012

El cine mexicano de horror... ¿se da mejor en historias cortas?


Atemorizar con una película hoy en día es muy complicado y si sumamos que el público mexicano suele reírse incluso con las escenas más sangrientas que se pueden presenciar en la pantalla grande entonces el reto resulta mayor para los cineastas que se aventuran en el género del horror, siendo pocos los que logran salir con vida frente al criterio espectador.

En el caso de los largometrajes mexicanos parece muy difícil la tarea de lograr una historia que permita atrapar al receptor de principio a fin. La poca credibilidad en las actuaciones y el argumento impiden crear, la mayoría de las veces, una atmósfera y conexión entre los realizadores y su público. Sin embargo, curiosamente con los cortometrajes ocurre lo contrario y a pesar de ello son los menos reconocidos. 

Ciertamente, los jóvenes realizadores de historias cortas han demostrado a lo largo de este año que sí se puede hacer buen cine mexicano de terror y suspenso. Prueba de ello son los siguientes trabajos que ya han recorrido diversos festivales de cine con mucho éxito, entre ellos Mórbido, Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror que concluyó recientemente su quinta edición. Están enlistados en orden de preferencia. 

Schhh, de Freddy Chávez y Shervin Shoghian. 





                                                        
Abracadabra, de Alejandro Iglesias.








Contrafábula de una niña disecada, de Alejandro Iglesias Mendizábal











Un ojo, de Lorenza Manrique.









La Noria, de Karla Castañeda










Como perros y gatos, de Armando Vega-Gil.






Bajo el sol, de Arcady Palerm-Artís.











El baile de tres cochinillas, de Esteban Arrangoiz


El rey del otro cine, de Gabriela Luette Sandoval Torres.









Dame posada, de Cecilio Vargas Torres.


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